La verticalidad de los deseos

Leo estas líneas a mi madre, cabizbaja en una silla de ruedas, y decreta en voz baja: “A quienes tuvieron que irse del país se les perdona cualquier cosa. No metas la cuchareta en lo que no has sufrido en carne propia”.

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¿Será cierto aquello de que “hay cosas que nunca cambian”? Irse de Cuba, o quedarse, sigue siendo una decisión política. ¿Cambiará eso mientras yo esté viva? ¿Será antes de mis 40? ¿Lo verá mi generación? Una voz me recomienda que, entretanto, mientras se alarga la espera, siga en lo que estaba: con mi clítoris.

Los amantes del Drive-In: cine, horror y sexo - Rubens Riol

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Kato es descendiente de miccosukee con un putón ruso. Extravagancias de Miami. Hey buddy, what are you up to? En casa. Estudiando. Loco por romper esta inercia. Sextea. Recibo una selfie de muchas pulgadas. El vitíligo hace un efecto lindísimo en sus genitales. Algo así como un camuflaje.

Sin descansar ese verano - José Manuel Prieto

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Un día de finales de agosto, cuando ya llovía mucho y las tardes se volvían frías, Frank me estaba pasando el maletín lleno de carne cuando vi la figura de un hombre al final de la acera. Ya está, pensé. De cabeza para Cuba. No podríamos negar la acusación de robo porque tenía el maletín en la mano y el hombre debía haberlo visto todo.

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