¿Quién hubiera podido imaginar que tener un tatuaje que dice “libertad” en la cadera iba a ser motivo para separarme de mi hijo?

¿Quién hubiera podido imaginar que tener un tatuaje que dice “libertad” en la cadera iba a ser motivo para separarme de mi hijo?
Un poco antes no hubieran podido estar en este espacio público, tomándose estas cervezas, a esta hora de la noche, en este país.
La policía aprovechaba la ausencia de Reinaldo Arenas para desaparecerme asesinado de alguna forma.
Votar contra Trump es la decisión honorable de cualquiera que se defina como conservador.
Los campamentos de verano pretenden camuflar, con dinámicas de socialización y experiencias “únicas”, el diseño y transmisión de antivalores alineados al discurso oficial.
Capítulo del libro: ‘Rusia: el regreso de la potencia’, de David Teurtrie (Hypermedia, 2024).
“Sus frases, no por conmovedoras, dejan de ser asfixiantes. Martí es tan agónico como emancipador”.
“La frase martiana que sí se podía leer en toda aula cubana era aquella que prescribía la finalidad que debía tener la cultura: la libertad. Ser cultos para ser libres”.
Terrible amanecer con la muerte. Con la noticia de la muerte de un amigo, quiero decir.
Hace solo unos días, mientras muchos emigraban en masa de X, un poeta mexicano también estaba saliendo, en versos y literalmente, por sus propios pies, de esa misma X.
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Félix Luis Viera (Cuba, 1945). Poeta, cuentista y novelista, es autor de una vasta obra, de la cual destacan, entre otros, los libros de poemas: ‘Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia’ , ‘La patria es una naranja’ y ‘Sin ton ni son’. En 2019 recibió el Premio Nacional de Literatura Independiente Gastón Baquero.
¿Y si la cabeza de Fidel Castro está ahora en un cuerpo femenino? ¿Y si fue la cabeza trocada de Fidel Castro muerto la que dio origen a la peste?
Kirenia Carbonell (La Canela, Holguín, Cuba, 1982) es activista, directora de Relaciones Públicas y fundadora de la Coalición Cubanocanadiense.
El Festival Internacional de Cine y Medio Ambiente del Caribe Isla Verde suma otro ensayo en la cruzada por la recuperación de capital simbólico de la casta política en el poder, facilitado por la complicidad de organismos y organizaciones internacionales.
La escritora cubanoamericana, graduada de Harvard, desata la polémica por sus controvertidas opiniones sobre el matrimonio.
The Intercept: “El sigiloso ataque israelí con misiles y aviones no tripulados contra Irán no es un riesgo de guerra. Es la guerra”.
La ONU exige un alto el fuego inmediato en Gaza tras la abstención de Estados Unidos, en medio de un conflicto en el que han muerto más de 32.000 personas.
Una poderosa tormenta se intensifica sobre Florida, trayendo lluvias torrenciales y fuertes vientos, inundaciones y cortes de electricidad a medida que avanza sobre la costa este.
CNN informa de que una carpeta que contenía información en bruto sobre Rusia desapareció de la Casa Blanca durante los últimos días de Trump.
La imagen de un proyecto que suponía la pertenencia a una cultura, civilización y raza específica: un ideal de República moderna, occidental e independiente.
Esa cubanía que honrosamente cargamos, que involucra valores, ideas, emociones, actitudes, aún arrastra la pesada carga de una nacionalidad que la opaca, la reduce y la deshonra. Una carga que, independientemente de nuestra voluntad, revela las insufribles paradojas de la cubanía.
Las protestas masivas que posibilitan una transición democrática, típicamente han involucrado interacciones estratégicas sostenidas, en las que las élites totalitarias primero intentan contener las protestas a través de una combinación de represión y concesiones parciales. Estas interacciones pueden durar meses, o incluso años.
Francisco García González es uno de los escritores cubanos que más admiro. Lleva una década en Canadá, donde no ha parado de publicar libros ni de acumular premios. Y ahora acaba de aparecer su libro Nostalgia represiva (Casa Vacía), un magnífico pretexto para conversar como si nunca lo hubiéramos hecho antes.
Sobre la capacidad que tiene el arte ‘brut/outsider’ de incorporarse a los debates teóricos y artísticos de la contemporaneidad, y contribuir al desarme de postulados elitistas.
Vicenta es una mujer que no levanta la voz. Habla pausada. Con cierto dolor. Un amigo que no sabe nada de Cuba y que ve quince minutos del montaje me dice: “Vicenta es esa voz que la gente con poder no quiere escuchar”.
Las producciones de Consalvos reclaman por volver al origen del artista, hacia esa isla que le vio nacer, a su patria compartida hasta el último pedazo de imagen recortada y pegada en sus ‘collages’.